Seguidores

viernes, 5 de febrero de 2010

Cuidando tu espalda...

Ya más de un año que nació el ser que más amo en este universo y los que se anexen mi hija Luna, sin duda desde que está conmigo ha llenado mi vida de grandes satisfacciones y la ha mejorado de maneras inimaginables, ha hecho que diario tenga una razón para salir a delante y que superarme.

Hace que cada día sea mejor, ver su desarrollo y lo maravilloso que es sentirse amado por un ser que has engendrado que es parte de ti y que realmente te ama, es sin duda un sentimiento que deberían experimentar todas las personas en alguna etapa de su vida. Sentir su sonrisa y las ganas reales que tiene de verte, es para mi algo insuperable, realmente amo a mi hija más de lo que puedo yo mismo imaginar.

Justo ahora que crece he tenido muchas satisfacciones, ya me dice papá y me abraza, le gusta estar conmigo y tiene una seguridad increíble conmigo; yo puedo hacerle lo que sea y se siente segura si le digo que se aviente lo hace sin dudar porque sabe que ahí estoy.
Empieza a caminar ya y es algo nuevo para ella, su inseguridad hace que le de miedo hacerlo sola, siempre me pide que le tome de la mano o que le cuide la espalda, eso me recordó una cosa, mi papá.

Sabemos todos que nuestros padres (aún cuando no sean los que nos engendraron) están siempre ahí (aunque no se encuentren físicamente) el apoyo de alguna u otra manera se siente todos lo sentimos, en mi caso mi papá siempre ha estado ahí cuando lo necesito me ha apoyado en los retos de mi vida y ha hecho que pueda salir adelante siempre cuidándome la espalda.

Es lo que hacemos con las personas que queremos siempre estamos ahí para ellos siempre dándoles un abrazo un gesto de cariño apoyo físico y moral, es lo que no debemos de perder, creo que la sociedad se comienza a romper justo cuando dejamos a un lado el sentimiento de apoyo hacia los demás, estamos tan entrados en nuestra porpia burbuja que nos olvidamos de los que están a nuestro alrededor; ¿cuános preocupamos por los niños que limpian los vidrios, las mujeres que piden limosna en las calles? yo muchas veces por mis problemas personales me olvido de que exiten ésas personas.
En cuestión de mi hija sé que siempre estaré ahí cuidando su espalda apoyándola y aunque se caiga levantarla, creo que el hecho de que comienza a caminar y su confianza con las personas que quiere va más allá del simple movimiento de su cuerpo es una conexión que te une y que hace unos lazos que no se pueden romper tan fácilmente.